Esta es mi abuela. Una abuela guapa, de anuncio. No porque sea mi abuela, sino porque es algo que se ve,y toda la gente que la conoce lo dice
Vive puerta con puerta de la casa rural. Gracias a ello podemos cuidar de ella sin que tenga que abandonar la casa en la que vive desde que se casó con mi abuelo.
Nació en un pueblo cercano, A Susana, hace ya 83 años, los cuales se reflejan en su rostro, en donde ya no caben más arrugas, pero no en su vitalidad. No es la primera vez que decide entrar por la ventana de su casa cuando se le queda la puerta cerrada y sin llaves. Eso a pesar de que ella reconoce que siempre fue delicada de salud. Además, tiene unas piernas que muchas famosas quisieran ( y yo misma ) además de fuertes de tanto andar, sin piel de naranja, ni estrías, ni celulitis, nada, sólo las arrugas que el tiempo fue escarbando.
Por cierto, se llama Blandina. Nombre elegido como era usanza en aquellos tiempos, según el santoral del día.
Si se le pregunta por edad, raramente contesta que tiene más de 60. Será por eso que suele pensar que mi madre (su hija) es en realidad su hermana. En cierto modo lo veo normal, el tiempo pasa tan rápido que no se cree que tenga tantos años. Aunque lamentablemente tiene mucho que ver la única dolencia que sufre, la demencia senil. Sino fuera por eso estaría más sana que muchos de 30 años.
Le encanta charlar con la gente que se hospeda en la casa, sin importarle la nacionalidad o el idioma que hablen. Ella lo que quiere es que le escuchen, resultando a veces un poco pesada, en el sentido tierno de la palabra. Aún así, todo el mundo queda encantada con ella, por su dulzura y por la inocencia de su segunda niñez. Aprovecho para pedir perdón a todos los que se pudieran sentir ofendidos, porque al igual que los niños, mi abuela no sabe callarse los "defectos" de los demás.
Siempre cuenta la misma historia, que eran 10 hermanos, 8 mujeres y 2 hombres. Que la madre murió de parto y una de sus hermanas, que fue a servir a un convento, de tuberculosis. Luego su padre se llevó a casa a otra mujer, que se trajo a sus hijas. El destino quiso que una de ellas se enamorara de un hermano y se casaran. No se porqué pero tiene un mal recuerdo de esto, si siempre me dice que fue una madrastra buena. A ella acudían cuando querían que el padre les dejara ir a una fiesta o cuando querían pedirle algo. Un padre que siempre andaba trabajando solo, hablando solo, pero bajito. Mi abuela a veces se escondía esperando poder entender lo que decía, pero nunca logró desvelar ese misterio.
A su abuelo, mi bisabuelo, tampoco le gustó mucho que buscara consuelo en otra mujer. Mientras ella no se fue a vivir a la casa siempre andaba preguntando " nenas ( porque las llamaba a todas por el mismo nombre), nenas, ¿onde vai voso pai?". Pero ellas no decían nada, como si hubieran aceptado la decisión que había tomado el padre.
El destino también quiso que se quedara viuda cuando aún no había cumplido 50 años.
Era el hombre de su vida, y nunca más se interesó por ningún otro. No le importó que mi abuelo quisiera llamar a su hija, mi madre, Soledad. El mismo nombre que aquella chica de la que estaba enamorado y cuyos padres la enviaron interna muy lejos para que no se volvieran a ver, como así fue. Tampoco le importó que su padre no viera con buenos ojos su matrimonio. Por ello no hubo boda, ni convite, ni celebración de ningún tipo. Se limitó a traerla a su nueva casa, dejándola con lágrimas en los ojos, porque se quedaba en una casa pobre, aunque para ella era como un palacio, porque se quedaba con su príncipe.
Era una familia "rica", tenían bueyes, cosechas, no faltaba pan. Pero 10 hijos son muchos y debieron pasar hambre. Me lo imagino porque una de sus obsesiones, después de las llaves de su casa que siempre pierde, es que no ha comido. Aunque no tenga hambre come.Para no tener debilidad, como dice ella. También lo se porque de siempre la recuerdo escondiendo comida, como si aquellos tiempos aún fueran presentes.
Como dije al principio, vive al lado de la casa rural. Cada media hora, y a veces cada 15 minutos se acerca a preguntarme si ha comido, en donde está su hijo ( mi tío vive a 300 metros ), en donde está su marido, pero sobre todo en donde está ella y cuando se irá para casa.
Es increíble, que uno no se acuerde de lo que ha hecho hace 5 minutos y que sin embargo el pasado esté más presente que nunca.
Todos los malos momentos que ha vivido afortunadamente no le han quitado toda la alegría. Le sigue gustando cantar y recitar poemas de los de antes.
Para que esté un poco entretenida me ayuda a pelar patatas y a planchar, las únicas dos cosas que es capaz de hacer sin cansarse. Porque aunque de salud anda bien, cada leve molestia la vive como si fuera la más grave del mundo.
Es entonces cuando me recita poemas, canciones, dichos. Hay muchos que repite un día tras otros. Yo los voy recogiendo, en papel, Mp3, en el móvil. Nada más me los dice los guardo, no quiero que se pierdan. A pesar de eso algunos los he perdido, contratiempos que van surgiendo. Espero que algún día vuelvan a su memoria y me haga partícipes de ellos.
Cada día se nota que su estado empeora, y no quiero que toda esa sabiduría se pierda.
Ese es el motivo de que me decidiera a escribir este blog
martes, 8 de septiembre de 2009
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2 comentarios:
Una pena que no hayas seguido escribiendo. Me gustó tu blog, y tu abuela, la historia y tu ternura para contarla.
Muchas gracias por leerme. Desde luego que seguiré escribiendo, pero hoy no tengo más tiempo. Tengo mucho que contar y mi abuela se merece este pequeño homenaje
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